Ésta era la delicia máxima de la colonia, un bocadito de bizcocho empapado en almíbar suave. Para mí y para muchos en varios países es un pedazo de infancia dulce. La gran gracia es que se puede hacer con las yemas que quedaron del merengue.
Para 12 bocados:
Bizcocho:
6 yemas
1 cucharada de azúcar
1 cucharada colmada de harina con polvos de hornear
Almíbar:
1 taza de azúcar
3 cucharadas de pisco, whiskey o cognac
¾ taza de agua
Vainilla
Ralladura de limón, naranja o mandarina
Preparación:
- Batimos las yemas con la cucharada de azúcar por unos 20 minutos, hasta que se haga una espuma casi blanca y muy firme.
- Bajamos la velocidad a la batidora e incorporamos la cucharada de harina.
- Precalentamos el horno a 180º (medio), cubrimos el fondo y dos lados de una fuente chica para horno con papel para hornear y esparcimos la mezcla de yemas dentro.
- Lo ponemos en el horno por 20 minutos, hasta que haya duplicado su altura y esté dorado.
- Mientras, en una olla hacemos el almíbar con todos los ingredientes, revolvemos suavemente hasta que se disuelva el azúcar y esperamos a que haga burbujas por toda la superficie.
- Apagamos el fuego, ponemos la tapa y reservamos caliente.
- Cuando el bizcocho de yemas esté listo, abrimos una rendija en la puerta del horno para que se adecúe la temperatura de a poco y nos se baje.
- Después de unos cinco minutos lo sacamos, separamos los bordes con un cuchillo, sacamos el bizcocho y lo damos vuelta sobre la misma fuente, sacando el papel.
- Le dejamos caer encima el almíbar de a poco, repartiendo. Lo dejamos para que absorba todo el almíbar, unos veinte minutos más.
- Con un cuchillo con dientes cortamos con cuidado los bocados pequeños, porque es MUY dulce, con sólo uno basta por el día.
0 comentarios
Si te gustó este artículo, compártelo con tus amigos!
Gracias por tu mensaje! / Thanks for you message!